MANUSCRITOS DE AURORA ROUBIK

EL TITULO DEL BLOG,ES LA EXPRESIÓN FIEL DE LA REALIDAD,MANUSCRITOS ES LO QUE ABUNDA EN NUESTRO HOGAR.LA RECOPILACIÓN HA SIDO ARDUA,CUADERNOS,LIBRETAS,PAPELES Y MÁS PAPELES EN LOS QUE FIGURAN CON LA MISMA NATURALIDAD RECUERDOS DE SIGLOS ANTERIORES,SERES DE OTRAS DIMENSIONES,CULTURAS DESCONOCIDAS,ESPÍRITUS ELEMENTALES DE LA NATURALEZA Y TODA SUERTE DE COSAS INEXPLICABLES QUE MANTIENEN AL LECTOR ENTRETENIDO.

sábado, 8 de enero de 2011

PENSAMIENTOS DE AURORA ROUBIK


23.- DESAFORTUNADAMENTE ME HE EQUIVOCADO ALGUNAS VECES EN LA VIDA.
        AFORTUNADAMENTE HE PODIDO CONVERTIR ESOS ERRORES EN OPORTUNIDADES.

24.- AMAR ES EL VERBO QUE MÁS USOS TIENE, SIN EL LA MAYORIA DE LOS OTROS ESTAN
        INCOMPLETOS.

25.-A MEDIDA QUE TRANSCURRE EL TIEMPO, LAS DISTANCIAS SE ACORTAN. LA TECNOLOGIA
       ES LA RESPONSABLE.

26.-PRIMAVERA, VERANO, OTOÑO E INVIERNO, LAS 4 ESTACIONES DE LA VIDA…TAMBIEN DE
      LA NUESTRA. APROVECHEMOS CADA UNA EN TODO SU ESPLENDOR.

Flor Perico Thailandesa

domingo, 2 de enero de 2011

UN MUNDO OLVIDADO



                                                                                                                                          

Manuscritos de Aurora Roubik
CAPITULO IV

Otra vez atrás en el tiempo. Hay una señora con un bebé, es joven, calculo que bordea  los veinticuatro años, al bebecito no lo veo pero sé que está ahí, dentro de su coche, es muy  raro, me parece hecho como de madera, es antiguo, de color celeste, si  estuviera en la Tierra, pudiera ser un coche cuna de los años cuarenta  más o menos, tiene partes metálicas y es bastante grande, tiene una capota que se ubica tanto atrás como adelante.

Tuve que hacerle una seña a Adolfo para que me escuchara un segundo.

¡Que ganas de saber qué cantidad de años nos separan! Digo esto no pensando en años de trayectoria sino en siglos de habitabilidad.

¿No te parecería interesante?

Pude darme cuenta que lo único que le interesaba por el momento era que yo siguiera trasmitiendo cual emisora deportiva.

Para retomar el tema en el acto, me hizo saber que se alegró muchísimo puesto que recordaba   haber visto coches similares a los que yo describía, cerca del año 1945 en Cartagena de Chile.

 Continúo, no pienso permitir que me  interrumpan, la señora pudiera ser cualquiera de  nosotras, usa una falda azul angosta hasta la rodilla y un chaleco color burdeo, tiene  abajo una blusita color crema.  Su peinado es muy pegado a la cabeza con grandes ondas, su pelo  oscuro  esta dividido al lado derecho, no sé si tiene un discreto moño a su pelo muy  corto. Su rostro es bastante clásico y muy apacible. Tiene en su dedo medio una argolla que me hizo pensar en una alianza matrimonial ¿casualidad?  En todo caso  era su mano  derecha  y en la izquierda  adivino un reloj pulsera  como los nuestros,  en lugar de decir “adivino” bien pudiera decir  “veo con el ojo  de la imaginación”, pero tal vez confunda más aún.

Adolfo viene con dos vasos  de jugo, está eufórico.

¿Te has dado cuenta de que ese planeta es de nuestra era? ¡Que vivió nuestros años cuarenta!

Yo no estaba tan alegre por eso...de verdad estaba convencida que habían vivido sus años cuarenta, llamados de cualquier manera.

... Y pensar, seguía Adolfo... que el letrero te dio la clave de todo.

Ahora... tenemos que estar claros... la ropa de la señora, también la ubico en la época del coche, no obstante...los comedores, los robots y ni que decir los baños son muchísimo más modernos que los que tenemos hoy en el 1998 en Venezuela.

¿Será  entonces que estuviste en diferentes  tiempos en el mismo planeta?

¡Cálmate Adolfo!, mi voz sonó mucho más tranquila de lo que realmente estaba. Seguramente ellos y muchos otros han vivido nuestras mismas etapas, pero dudo que en secuencias paralelas. Yo sólo sé que para mí es hoy y para ellos lo ignoro... y ésa es mi realidad. No pienso, no debo y no quiero perder mi objetividad y te pido que si alguna vez  ves  que camino en sentido contrario al aquí y al ahora...avísame  y ayúdame.

Lo abracé fuertemente en busca de una protección que  para ése momento necesitaba. Traté de descansar unos momentos, pero no podía apartar de mi mente las imágenes tan nítidas de lo que yo veía real y era un mundo irreal para mi propia realidad.

Yo creo, me escuché decir, que de alguna forma estos  espíritus lograron materializar  las cosas.

¿Materializarlas para que tú las vieras?

No, no, creo que para ellos revivir de alguna forma, honestamente no sé qué decirte. Yo misma estoy llena de dudas. En todo caso, lo único que tengo que hacer es interceder por ellos, es como pedir que “revisen un expediente”. No obstante, creo que también pudieron haberlo hecho en forma directa, eliminando intermediarios. Lo  haré de todos modos, aunque no tengo ni la menor idea de cómo comenzar.  Me tranquiliza la idea de que como se trata de algo tan importante, se hará sólo.

Adolfo vuelve con sus controles.

¡Fíjate! dijiste que en la Torre habían como tres  personas, nombraste a un aviador, la señora del bebé, el bebé mismo, mencionaste también a otros, también nombraste a los mecánicos y los de mantenimiento ¿vistes a otras y que hacían?

La voz de Adolfo se me fue alejando, un ligero pestañeo y la sensación de que no estaba  sola fue el presagio de que algo ocurriría.



UN MUY LEJANO AYER CAPITULO XII


MANUSCRITOS DE AURORA ROUBIK
  
UN MUY LEJANO AYER





Pensé que si me movía libremente, daría la impresión de estar aceptando mi cautiverio y caminé despreocupadamente entre  la gente acariciando cuanta cabeza pequeña encontraba a mi paso, las que no eran muchas porque la mayoría huía despavorida.

Me dirigí al lugar en que estaban los animales, corrí, abrace y besé a Maliash y a Nel, aún estaban con sus adornos puestos y lucían limpios y lustrosos. Se me acerca un muchacho de unos dieciséis a diecisiete años, me dice en una mezcla de su lengua y la mía que "él los está cuidando,  que Mahalec le encargó eso y otras cosas también." Lo primero, no me lo imaginaba repliqué y lo segundo debe ser espiarme y no me contestes para que no te mate por delator, continué molesta.

En el acto cambié de actitud, iba a erradicar la rabia, la molestia, el temor y todo lo negativo que me estaba invadiendo e iba a ser yo misma a partir de ése momento. Volví a acariciar a mis animales y me fui directamente al pozo. No sin antes sonreírle al muchacho que no entendía nada.

Entre "las erradicaciones" no estaba el mantenerme altiva, única forma que conocía para dar la impresión de "tener el aunto medianamente controlado" (ni siquiera me atrevía a soñar con tenerlo totalmente, pero estaba trabajando en eso), por lo que con mi cabeza muy en alto y mi andar muy seguro me dirigí hacia el pozo.

Era realmente lindo, se le veía tan profundo. ¿De donde vendría, hacia dónde iría? ¿A que profundidad correría? ¿Cómo le llamarían Los Espíritus de la Naturaleza?

A ellos les iba a pedir que llenaran el camino de señales, a mi ángel le pediría que me cuidara ahora y en el camino y a Dios, que me ayudara a ser  nuevamente como era antes de abandonar a los míos.

Cuando tuve claras mis peticiones las hice de todo corazón comenzando por mi solicitud a Dios y terminando por los Espíritus de la Naturaleza.

La tranquilidad del agua me hizo sentir mejor. Imagenes iban y venían, no podía dejar de pensar en mi gente, en esta gente, en el largo camino que aún me faltaba por recorrer, creía ver figuras en el cielo, en la arena y ahora en el pozo, cada una de ellas me parecía un mensaje y luchaba por no fallar en su interpretación. De pronto sentí que una fuerza extraña me envolvía suavemente y me ví de pie rodeada de mucho sol con los brazos extendidos y mi cara paralela al cielo recibiendo un sinnumero de bendiciones, giraba a una gran velocidad y me pareció que flotaba, no obstante poco a poco pude situarme nuevamente y mis ojos aún cerrados se abrieron suavemente y cuando la realidad fue otra vez  mi compañera, estaba completamente segura de poder confiar ampliamente en mi intuición sin permitir demoras ni intromisiones de mi pensamiento conciente.

El espía se me acercó para decirme que tenia instrucciones de Mahalec de alistarme cualquiera de sus caballos y acompañarme a pasear si lo deseaba. ¿Que es lo que debo desear, el cabalgar o el que me acompañes? Ambas respondió, van unidas. Iba a decir que nó, pero lo pensé mejor y consideré que debía conocer exactamente como entrar a buscar a mis animales y como salir directo sin dar ni media vuelta innecesaria para no ser descubierta en la noche.

Acepté, elegí un caballo enorme y hermoso color té con leche, con melena y cola blanca. Era tal su estampa que parecía irreal.

Se llama Viento dijo cuando me lo entregó e iba a ayudarme a montar cuando ya yo estaba lista dando los primeros pasos suaves dándole tiempo a que él ocupara el suyo.

¿Cómo se llama el potro negro de Mahalec?

Tormenta del Desierto, dijo todo orgulloso, creí que lo sabias. No estaba segura, respondí.

Es el mejor ejemplar que conozco agregó.

¿Cómo te llamas? pregunté

Eli, ¿quieres galopar? Lo dijo tan seguido que con la dificultad de lenguaje de casualidad no lo asocié con parte del nombre.

Demostró ser un excelente jinete y yo pude lucir mis cualidades.

En todo momento me sentí observada. Me atrevo a decir que Mahalec no me pierde de vista. ¡Algo no esta bien! ¡Lo presiento!

Tengo que tratar de cabalgar no más de dos horas y volver para recuperar los pergaminos, pensé.

Si pudiera idear algo para que Eli logre  sacar al anciano de su tienda. ¡Allá voy! ¡Plan de acción!: ¿Tu crees que logres que Mahalec y su padre conversen largamente sobre mi futuro? Me preocupa saber si van a echarme o dejarme o que sé yo que harán conmigo.

Podemos ir juntos si lo prefieres donde Mahalec, el no es tan malo como parece y se lo sugerimos, respondió.


¡Nó, Nó! No quiero ser yo quien lo convierta en más malo de lo que ya es, ahora es lo que menos me interesa.  He causado tantas molestias que tendrías que hacerlo solo ¿podrás?

¡Lo intentaré! Te lo aseguro.

Eli mira, pero ¿cómo hacemos para que conversen en el lugar ideal de uno de ellos para que al menos esté totalmente relajado y resulte lo mejor para mí?

Eso no  es difícil, todas las tardes ellos pasean juntos y revisan su caballeriza privada. Son amantes de los buenos animales; sólo compran los mejores.

Creo que es la mejor noticia que me hayas podido dar, dije sinceramente.

Llegué a mi tienda feliz, aproveché para pedirle a Eli que revisara la alimentación de mis mascotas para lo cual argumenté que Maliash era muy consentido y haría lo mismo con Nel.

Eli se fué y yo entré, solo me faltaba cantar y bailar, todo estaba resultando de maravillas. Pero yo seguía inquieta.

Las Tahinas me esperaban con cara de  preocupación. Me esforcé en decirles que no hubiese querido inquietarlas, pero no sé hasta que punto pudieron haber entendido. Al menos la primera sonrió. Me señaló una gruesa manta que había dejado junto a mi cojín preferido, uno color damasco, dormí abrazada a él, su colorido me hacía pensar en mi hogar.

Sin ser sabia, algo me estaba pareciendo  muy pero muy extraño, todo me estaba resultando demasiado fácil. ¿Será una trampa de Mahalec? Si lo era, ésta vez tendría que matarme, no me dejaría apresar.

Pasaron las horas y Eli vino a avisarme que padre e hijo conversaban camino a la caballeriza y que le había preguntado a Mahalec por mi suerte a lo cual  no le había respondido nada,  por el contrario le había apartado de un suave empujón para luego llamarle y ordenarle que me llevara a escoger una montura para Viento ya  que me lo obsequiaba.

Mi primera impresión fue de incertidumbre, la segunda de alegría, la tercera de alerta y la cuarta de pánico.

Llévame donde él ahora mismo por favor.
 No puedo dijo Eli, no le gusta que lo molesten si él no llama.

No te preocupes chillé yo, tú no lo llamarás, lo haré yo. Tú sólo me llevarás.

Asintió, volvió sobre sus pasos y le escuché decir ¡sígueme! con una voz que no pude catalogar.

Lo seguí cerca de media hora. Su silencio era total y su mirada fija en el camino.

Un poco retirado del poblado aparecía una enorme tienda cobijada por un grupito de palmeras. Eli señaló en ésa dirección y se detuvo, no quiso dar ni un paso más. Pues yo sí me dije y avancé a pasos seguros. Me disponía a entrar sin siquiera avisar cuando siento que me están mirando desde mi izquierda. Mahalec sentado cómodamente apoyado en una palmera me observaba con expresión ausente.

Tenemos que hablar, lancé a quemarropa pero con tanta calma que la sorprendida fui yo y el segundo él.

Ya lo sé, fue su respuesta. Te debo... iba a continuar y yo le interrumpí con un ademán de mis dedos sobre su boca. Nó, no es lo que crees, unicamente  me debes los pergaminos y mi libertad. Tengo todo listo para escapar y lo haré ésta noche, pero sé que podrías detenerme, matarme y hacer conmigo lo que te plazca, no quiero  que hagas nada de ésto. Te vengo a pedir que me dejes partir, y si estoy  ahora frente a tí es  porque sospecho que de alguna forma  has participado en mis preparativos.

Mahalec intentó hablar nuevamente y yo le pedí que guardara silencio porque no estaba segura de retomar el valor necesario para continuar.
Volvió a guardar silencio aunque continuaba mirando la arena con una expresión tan vacía o ausente que me hacía sentir dañina.

La prodigiosa ayuda de ésas mujeres, la grata aparición de Eli, el obsequio de Viento, los pergaminos a mi alcance, todo me hace dudar que pueda estar pasando únicamente porque sí.

Hice una pausa para respirar profundamente. Creo que de todo esto, lo único que realmente me atribuyo es el haber provocado a tu padre y déjame decirte que fue basado en conversaciones con mi prima Dhara quien es experta en la materia.

Ahora hablo yo, dijo él. ¡No te menosprecies! Sus ojos adquirieron vida pensé yo. Gracias a Dios, ahora sé que tiene algo de humano.

Él continuó, si supieras  lo encantado que quedó mi padre no te considerarías para nada una inexperta, todo lo contrario. Harás muy feliz a tu esposo cuando te cases mas adelante. Si supieras volví a pensar, que el más adelante está en mis narices, pero éso no importaba ahora.

Debes creerme dijo poniéndose de pie y tomando mis dos manos sin descuartizarlas, no pensaba dejarte ir, tampoco pensaba dejarte prisionera, realmente no sé que pensaba hacer. No estabas en mis planes, tu te has entrometido en ellos (y me llevo un hijo gracias a eso pensé pero con la convicción más absoluta y  ni tú ni nadie más que yo lo sabrá nunca) y todo se complicó replicó. Pero tienes  razón, te estoy ayudando a escapar.

No se lo digas a nadie, sigue con cada uno de tus actos, te sentirás más acompañada. ¿Quieres algo más? ¡Sí! A ti estuve tentada de gritar, pero un triste... nada... fue todo lo que pude articular.

Te seguirán tres o cuatro  de mis mejores hombres, no lo he decidido aún, pero estarás a salvo con ellos, conservarán una distancia prudente, no sabrán que tu sabes,  pero si los necesitas suelta a Viento que ellos acudirán  enseguida y si ellos ven peligro para tí te alcanzarán enseguida y te protegerán aún a costa de sus propias vidas.

¿Y si nos atacan los mismos asesinos con que se enfrentaron ustedes? Nó, ellos no regresarán hasta pasado diez días mínimo, deben reponer sus bajas, fueron muchas es por eso que debes partir ésta noche. Hizo una larga pausa para luego continuar, debemos despedirnos ahora. ¡Buena suerte!

Sentí que la arena se habría y se formaba  un hueco negro como la noche y yo desaparecía en él. ¡Adiós! musité tan bajito que ni siquiera sé si lo escucho.

Volví al campamento aparentando una tranquilidad que estaba muy  lejos de sentir.

Las Tahinas me trajeron comida y agua como para un regimiento y me dejaron sola, jamás lo habían hecho, me estaban dando tiempo para guardar alimentos.

Afuera, la gente se dirigía a sus viviendas a comer y justo el padre de Mahalec salía a caminar con Eli, saqué mi bolsa y disimuladamente por la parte trasera del campamento la llevé hasta mis mascotas. Afortunadamente estaban preparadas y Viento tenia sogas en su montura las que pude utilizar amarrando la bolsa en Maliash, la comida en Nel y a Viento lo dejaba sin carga  por si debía enviarlo en busca de los hombres que sabía  que me seguirían por si necesitaba ayuda.

Volví a mi tienda y Las Tahinas estaban allí con unas hojas que me hicieron morder y que trataron por todos los medios de explicarme para que servían pero sin resultados. Hoy diría que era una mezcla de estimulantes con algo de tranquilizantes (curiosa combinación) porque recuerdo haber estado como aislada de la realidad, solamente  avanzaba y todos mis pensamientos estaban ausentes, dócilmente me dejé conducir por ellas, lugares desconocidos y cercanos a la vez, voces y rostros angelicales, me rodeaban, manos cariñosas me perfumaban y un sin fin de cosas que se impregnaban en mi cerebro y que mi estado me impedía  analizar. El regresar a la tienda fue algo así como el despertar de un sueño.

Con el plan secreto que supuestamente debía mantener, no pude evitar abrazarlas y besarlas como la haría con mi abuela y mi hermana. Tahina Primera me tocó la cara muchísimo, me hizo cerrar los ojos con sus manos y tocó por tiempo prolongado mi vientre. Creo que oró o rezó, me dió un abrazo más y se fue con su nieta. Sentí su protección mas allá de lo natural.

Llegó Eli a decir que se iría a dormir y me aseguró que la noche estaría muy oscura, sin luna pero con estrellas muy brillantes.

Le dí un abrazo fuerte de buenas noches para él y de adiós para mí. Esperé unos treinta minutos, el silencio ya se dejaba sentir y tampoco era tan tarde como para no poder estar llegando algún retrasado a la tribu. Todo perfecto me dije. El momento era éste. No lo pensé más, me forré en la manta negra y no volví a mirar atrás.

Cuando ya había dejado el campamento, me volteé por completo buscando la sombra de Mahalec que de alguna forma sabia estaría en algún lugar privilegiado observando mi partida.

Ya todo estaba quedando  atrás.








sábado, 1 de enero de 2011

¡ ADIOS AÑO VIEJO ! ¡ HOLA AÑO NUEVO !

imagen del mundo de sueños de Gilbert Williams

Cuando nuestro viejo reloj cucú colocado estratégicamente en la pared central de nuestra vieja galería, dio las 12 campanadas acompañado del característico piar de la pareja de pajaritos que alegremente aparecían cada vez que las ventanitas ya cansadas de tanto abrir y cerrar sus postigos para anunciar cada nueva hora del transcurso del interminable tiempo y los abrazos de quienes compartíamos la típica cena de fin de año con las animosas carreras con maletas llenas, las manos de muchos apretando fuertemente un billete de la más alta denominación que su economía les permitía ostentar, mientras que las más pequeñas se llevaban las manitos a sus cinturas como corroborando la existencia de sus pantaletas amarillas y sus hermanitos trepaban temerariamente a una silla en espera de no sé que y el rodar de las fuentes con lentejas y uvas para la buena suerte llenando platitos que nos han acompañado con sus figuritas verdes y rojas por muchos años y el ensordecedor ruido de toda clase de fuegos artificiales iluminando el adornado cielo con su tapete de estrellitas, me hizo sentir algo de nostalgia por los 365 dias que dejamos pasar haciendo muchas cosas, pero dejando de hacer tantas otras que seguramente hubieran podido mejorar un poquito los alrededores en que me muevo.

Disimuladamente sequé algunas lágrimas que brotaron de mis ojos por esa causa. No fui lo suficientemente discreta porque mi nieta menor se acercó presurosa a preguntarme que me pasaba. Ya más repuesta le explique qué nada que en estos momentos pudiera remediar, lloro le expliqué, por todo lo que no fui capaz de hacer en el año que terminó.

Con aquella sabiduría infantil que la mayoría de las veces resulta inmejorable, me dijo muy segura y tranquila:

“Seguramente empezaste muy tarde” y se fue corriendo a buscar un trozo de torta negra que en ese momento servían.

Mentalmente acusé recibo de la lección y no pienso desaprovecharla, por lo que estoy empezando ahora, no quiero dejarlo para más tarde, mi primera “cosa hecha” es invitarte a hacer mucho este año y a empezar ya.

Un gran abrazo para todos y que la maravilla de todo lo mejor inunde vuestros hogares al igual que el mío.

Aurora.